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Respira libremente: Cómo el aire limpio en interiores protege nuestro bienestar y nuestro futuro

Mujer trabajando en una oficina abierta con grandes ventanas y compañeros de trabajo al fondo.

Los espacios donde vivimos y trabajamos

Pocas personas se dan cuenta de cuánto tiempo pasan en interiores. Según la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA), es alrededor del 90 %. Ya sea en una oficina, en la universidad, en una fábrica o en casa, el aire que respiramos en el interior tiene un gran impacto en nuestra salud y bienestar. Los estudios muestran que las concentraciones de ciertos contaminantes en interiores pueden ser varias veces superiores a las del aire exterior. Las fuentes incluyen emisiones humanas (aerosoles), materiales de construcción, muebles, productos de limpieza, humedad y sistemas de ventilación mal mantenidos.

Estas cargas no solo causan problemas a corto plazo como dolores de cabeza o fatiga, sino que también pueden contribuir al desarrollo de enfermedades crónicas con el tiempo. Por eso, la calidad del aire interior es una cuestión crucial para empleadores, propietarios de edificios y responsables políticos.



Cuando el aire se vuelve “viciado”: Riesgo para la salud y freno a la productividad

El intercambio de aire es clave: sin una ventilación adecuada, aumentan los niveles de dióxido de carbono (CO₂), lo cual indica una mala calidad del aire. Un estudio realizado en escuelas primarias de EE.UU. encontró concentraciones de CO₂ superiores a 1.000 ppm en la mayoría de las aulas, lo que evidencia una ventilación deficiente. Estas aulas presentaban más virus respiratorios en el aire y en muestras nasales, mientras que las que tenían mayor renovación de aire mostraron un 80 % menos de riesgo de infección.

Más allá del control de infecciones, la calidad del aire también afecta a las funciones cognitivas: investigadores de la Universidad de Harvard descubrieron que incluso pequeños aumentos en las partículas finas (PM2.5) y el CO₂ disminuyen los tiempos de reacción y reducen la precisión en la toma de decisiones de los trabajadores de oficina. Un equipo del Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH) también encontró que niveles ligeramente elevados de CO₂ (inferiores a 640 ppm) se asociaban con un menor rendimiento cognitivo en trabajadores remotos en 2024.



El coste oculto del aire interior deficiente

El aire interior contaminado no es solo un problema de salud, sino también económico. Un informe de la EPA estima que las pérdidas anuales en Estados Unidos oscilan entre 13.200 y 32.100 millones de dólares, debido a la menor productividad y a mayores costes sanitarios. Las bajas por enfermedad, la disminución del rendimiento, la alta rotación de personal y los mayores costes de mantenimiento generan un daño económico considerable. Al mismo tiempo, los expertos señalan una falta de conciencia generalizada: muchas personas, propietarios y empresas subestiman la importancia del aire limpio en interiores.



¿Qué ayuda? Tres pilares para mejorar el aire interior

Reducir las fuentes

La prevención es el enfoque más eficaz. Esto incluye el uso de materiales de construcción, muebles y productos de limpieza con bajas emisiones, evitar fumar en interiores y controlar la humedad.

Ventilación eficaz

Reemplazar el aire viciado por aire fresco diluye los contaminantes. Los sistemas modernos de HVAC ajustan el intercambio de aire según la ocupación y ayudan a estabilizar los niveles de CO₂ y la temperatura.

Purificación del aire de alta calidad

Los filtros y purificadores de aire complementan la ventilación eliminando partículas y microorganismos que de otro modo serían inhalados.



¿Por qué es rentable para las empresas?

Invertir en buena calidad del aire aporta beneficios claros:

  • Empleados más sanos: menos infecciones y dolores de cabeza significan menos bajas y mayor satisfacción.

  • Mejor rendimiento: los estudios demuestran una relación directa entre aire limpio, concentración y función cognitiva.

  • Ahorro económico: los altos costes derivados del aire deficiente pueden reducirse considerablemente mediante medidas específicas.

Ventaja competitiva: las empresas que se preocupan por el bienestar de su personal son más atractivas para el talento.


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